Los extraños (2021) - Jon Bilbao
¿Nos enfrenta Jon Bilbao con lo que no queremos ver? ¿Cerramos los ojos ante la circunstancia de que somos extraños entre extraños?
En la novela lo insólito se entremezcla con lo cotidiano y llena de perturbación la lectura.
Jon trabaja en la casa de su infancia en Ribadesella. Ahora que sus padres están en Canarias pasando la temporada invernal, ha aprovechado con Katharina para instalarse en el domicilio de la familia. Allí trabajan los dos, él con más determinación que ella, la verdad. Traducen.
Lorena ayuda en la casa con las tareas domésticas, como ha venido haciendo desde que Jon era pequeño.
En las primeras páginas Katharina, aburrida, escucha el tecleo del ordenador de Jon, espera a escuchar el ciclomotor de Lorena, alejándose de la casa, para salir de la habitación de la pareja y dirigirse a la cocina. Allí inspecciona la comida que les ha dejado preparada y se entretiene luego en tirar a la basura todos los restos de alimentos, que dormían en platos, dentro del frigorífico, bajo el papel de aluminio.
El día se le hace tedioso. Le dice a Jon que va al super, aunque no haga mucha falta.
¿Una historia de pareja? Sí, en cierta medida, pero desde luego el contenido no es fácil de clasificar. Se hace difícil prever qué puede suceder en esta historia de Jon Bilbao.
Esa noche cuando han terminado de cenar y están en el salón el cielo de Ribadesella se llena de luces. “No parpadean, como las luces de posición de los aviones.” Definen el contorno de tres objetos, imposible estimar las dimensiones, ni la distancia a la que se encuentran.
Después de este suceso extraordinario, que llena de ufólogos las playas, vendrán otros más, de distinta naturaleza, es cierto.
Por la mañana se presenta una pareja ante la verja de la casa, él se identifica como un primo de Chile. Sutilmente el autor hace que sintamos cierto recelo hacia los nuevos llegados. Jon no lo conoce, pero por teléfono sus padres le piden que lo acoja en casa y le expresan cuánto lamentan no estar ahí para abrazarlo. Se instalan en el piso de abajo.
A partir de ahora lo sorpresivo se adueña del texto. Es como si tomáramos una cucharada de un guiso donde se han colado unos granos de pimienta, que se rompen en la boca incómodos y con un sabor vigoroso, desabrido.
La historia se llena de preguntas que no tienen respuesta, quedan muchos flecos al viento. Quizás hay alguno de más. Todo esto favorece la inquietud que va creciendo en el lector, cuando no ve conclusiones.
Pero asombra menos cuando uno se da cuenta de que en la vida sucede eso mismo muchas veces: puertas que se abren en el vacío o dan a pasillos largos e inconcretos.
Esta novela, de manera distinta al planteamiento más clásico, es un trasunto de la vida.
Los extraños es un espejismo del que gotea la realidad. Alarmante por momentos, precisamente por lo mucho que se asemeja a lo que vivimos. Mérito de los personajes y de la fábula que crea este escritor. La zozobra fluye desde los personajes hasta los que estamos fuera.
El libro de Jon Bilbao se encuentra sembrado de extraños. ¿No lo son el uno para el otro Jon y Katharina? ¿o esos primos lejanos forasteros? ¿acaso no son dos desconocidos Lorena y su marido?
¿No nos sentimos a veces nosotros mismos como extraños frente a los más cercanos? ¿No sentimos en ocasiones el vértigo de no saber bien cómo están o qué necesitan?¿No creamos extraños cuando decimos algo sin conseguir que los demás lo entiendan, cuando no hay fluidez en la comunicación?
El valor de Los extraños radica en que interpela al lector, la novela ya no es aquel reflejo que se captaba cuando se paseabasun espejo por un camino.